Dificultades, arrepentimiento, vergüenza... Los sentimientos negativos de los humanos se convierten en Maldiciones que nos persiguen en nuestra vida diaria. Las Maldiciones proliferan por todo el mundo y pueden llevar a las personas a terribles desgracias e incluso a la muerte. Y lo que es peor: solo una Maldición puede exorcizar otra Maldición.